Al final del camino, la historia vivida perdurará:
Una vez más caminaron hacia la ignorancia,
de si la vida sería apacible o dura.
Uno con la certeza de la esperanza.
El otro con la esperanza de la duda.
Fatigosos trechos habían andado antes
bajo el omnipresente yugo del Oscuro
que les echó, impotente, pestes y suertes.
Por amor a todo lo conocido y olvidado
no se amedrentaron ante un triste final
que parecía reservado para mártires.
Pero el sino de los dos fue más fuerte,
ya que en los libros de la historia y el pasado
de uno debía escribirse que le conocieron en vida
mas no en su lecho de descanso y muerte;
y del otro, que había horadado la memoria
de su pueblo para que fuese luz y simiente.
Ahora dichosos de ollar los suelos renacidos del ayer,
que quiso hoy volver a ser feliz,
se encaminan hacia el mañana que será.
El uno ya lo conoce.
El otro ya lo comienza a lamentar.
Desencuentro de destinos de almas fusionadas.
Tras el ancho mar se ocultarán los corazones
que en tan penosa partida se cargarán con lágrimas.
El sol regala una última luz.
A la orilla del mundo y el tiempo,
la comunidad se disuelve.
La partida está a la vista.
Los corazones se descargarán
por la tristeza mas también por la sonrisa.
Los buenos recuerdos perdurarán
Hasta que el mundo cambie, y nos volvamos a ver.
¡Adiós!
solo por un tiempo
Juan Pablo Pasini
Pasini@hotmail.com
Buenos Aires, Argentina
Los Puertos Grises El Señor de los Anillos
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